Beatriz Cortázar: “Una mirada a lo Marisa Jara”
“Cuando una prueba ciertos trucos no hay quien vuelva a la vida anterior”.
Ahora que por fin se han cerrado las piscinas y ya vamos hacia la caída de la hoja es el momento de volver a cultivar la imagen invernal y dejar las ondas surferas y el bronceado para el próximo verano. Realmente el otoño es mil veces más elegante y seductor que estos meses de calor africano tan tremendo que hemos vivido. Ni la piel en exceso, ni el sudor, ni el pelo rizado ni el dress code de agosto es lo que se llamaría chic. Más bien lo contrario. Por eso llega el momento de cultivar lo mejor cada cual o simplemente mejorar con trucos lo que uno quisiera tener. Mi primera experiencia con los centros de estética para inaugurar temporada ha sido acudir a uno de los establecimientos de la cadena Lovely Lashes, los salones especializados en extensiones de pestañas, y salir de allí con la mirada totalmente renovada.
Fue mi amiga Marisa Jara quien me recomendó el lugar, y acertó de pleno. Lo primero que hacen es analizar tu ojo y preguntarte cómo te gustaría tenerlo: más grande, más rasgado, más abierto, más vivo… Siempre más. Mi respuesta fue que lo quería todo: grande, rasgado, abierto, vivo… y no debí de ser muy original porque la encargada ni se asustó ni puso problemas. Seguramente el 99 por ciento de las clientas le han pedido lo mismo.
Visto que las mujeres somos insaciables, fue ella quien decidió lo que haría con mi mirada. Decidió que mi ojo era de tamaño mediano, no muy saltón, y que necesitaba abrirlo un poco. Como todo me parecía bien, le dejé hacer durante la hora y media que permaneces tumbada en una camilla mientras ella va colocando cada extensión en su pestaña. No duele nada y tampoco me picó especialmente al abrir los ojos. La prueba del espejo fue una sensación estupenda. De pronto, mis ojos eran como dos soles y mis pestañas sencillamente perfectas. Según me explicó, en 48 horas no podía mojarlas pero luego sí aunque siempre con cierto cuidado para que duren más. Hay que evitar los aceites en el párpado y el chorro de la ducha a presión sobre el ojo. El resto, vida normal. Lo habitual es que, a las tres semanas, acuda a lo que llaman el retoque (poner extensiones nuevas en las pestañas que se hayan caído) y así hasta que quiera recuperar mi mirada anterior (que me da que va a ser muyyyyy tarde).

Beatriz Cortázar en twitter